Por Carmen del Faro
El buen diseño editorial es distinguido en este artículo como elemento imprescindible para la comprensión de lo que leemos.
La legibilidad es la capacidad de un texto de ser leído. O sea que pone en relación cualidades del texto y del lector al que se dirige. Cuestiones del contexto de recepción de la lectura pueden incorporar ruidos en su comprensión.
El colectivo, por ejemplo, no es un lugar ideal para leer; el ruido, el movimiento, las personas que rodean al lector pueden interferir y hacer imposible seguir el hilo de la historia. Y sin embargo es habitual cruzarse lectores aprovechando sus viajes entre el trabajo y la casa para avanzar en la novela.
La salud del lector no es cuestión menor. Sobre todo, la ocular. El astigmatismo, o la presbicia cuando pasamos los cuarenta, nos vuelven lentes-dependientes, elementos imprescindibles para devolverle el foco a tanta imagen borrosa.
El buen diseño del documento −la mancha de texto, los márgenes, la tipografía seleccionada− ofrece un bienestar inconsciente al lector que puede ser muy propicio.
Todo editor sabe esto.
Entonces, ¿por qué han dejado a este lector urbano con un cuerpo 9 si había tanto espacio en la página?