Por Daniela Azulay
Greta Gamondes es docente y mediadora de lectura. Trabaja en una escuela bilingüe de gestión privada de la Ciudad de Buenos Aires. Desde hace cinco años que su rol es la de docente-bibliotecaria. Cuenta que las redes sociales en general y Twitter en particular son una herramienta que ayuda a la hora de explorar e informarse.
La biblioteca donde trabaja cuenta con un gran catálogo: aproximadamente 25000 ejemplares en papel y una colección de ebooks en formación. Es un espacio con seis salas de lectura. Además, cuenta con proyectores y dispositivos móviles para ebooks y libros interactivos. La biblioteca tiene un lugar central en la vida de sus alumnos, desde la ubicación, ya que se encuentra en el medio del patio de recreo, y es un espacio elegido por los chicos.
Una biblioteca de puertas abiertas
“Buena parte de los chicos elige para pasar un rato leyendo, conversando, eligiendo libros para llevar en préstamo, pidiendo y haciendo recomendaciones, realizando búsquedas de información, dibujando, escribiendo historias, haciendo la tarea, escondiéndose, haciendo planes para después de la escuela, montando obras de teatro, organizando concursos de inventos… un espacio donde, entre libros, circula la cultura infantil. Durante los recreos – esas escasas dosis de tiempo libre en la larga jornada escolar, muchos eligen la biblioteca, y muchos de ellos eligen leer. Esa elección implica un enorme potencial para la formación de lectores, así como una no menor responsabilidad para los bibliotecarios / mediadores – de prestar una mirada y escucha atenta y llevarla a la reflexión sobre nuestras prácticas en la formación de lectores, para poner a girar y/o mantener girando el círculo de la lectura”, cuenta Greta.
A partir de esas conversaciones, surgen proyectos y actividades que van armando y creando un movimiento en espirales; son apuestas que proponen y generan pertenencia y participación: festivales de cortometrajes, talleres de origami y de inventos (autogestionados por alumnos), entre otras actividades.
La biblioteca es un espacio muy concurrido por los chicos y chicas de primaria. Tienen dos veces por semana la hora de biblioteca, tanto en castellano como inglés. El equipo está conformado por una bibliotecaria y tres mediadores. Resalto esto de que se trata de un equipo a cargo de la biblioteca, que deja de ser entonces ese lugar solitario: son personas con recorridos lectores y de formación diferentes, lo que enriquece y hace más interesante el trabajo.
Si bien la biblioteca es parte de las horas curriculares, no es evaluada formalmente y no responde a propósitos pedagógicos específicos, una finalidad en sí misma que habilita el diálogo, brinda la posibilidad del encuentro, la creación colectiva de conocimiento y la sociabilización de saberes. En relación con las docentes, desde la biblioteca se acompaña la búsqueda de recursos para acompañar y complejizar los recorridos que se llevan a cabo en el aula.
Cada grado asiste a las horas de biblioteca acompañado por sus maestros. “Según el perfil e intereses de cada una, este espacio compartido puede generar vínculos que llegan al aula – el pedido de una recomendación de lecturas, la posibilidad de encarar un proyecto de lectura y escritura en articulación con la biblioteca.”
En relación a la relación con los docentes de ambos idiomas, Greta reflexiona: “Éste es acaso el momento más complejo de la tarea, donde se presenta el desafío de escuchar, en el diálogo con otros lectores, nuevos accidentes en ese texto tantas veces relevado, y decidir alejarse de las rutas conocidas para trazar otras no exploradas, ampliando así nuestro conocimiento del territorio en cada acontecimiento de conversación literaria. Como en todo viaje, en la exploración dialogada del texto se comparte con otros.” Aparece como desafío el trabajo con la modalidad de pareja pedagógica con los docentes de grado. Apostar a ese tipo vínculo es una aventura pendiente.
El lugar del mediador
Greta cuenta sobre la biblioteca “pienso la biblioteca no como espacio de saber, sino como lugar de no-saber, de saber siempre parcial, inacabado, siempre en construcción, siempre dejándonos deseantes. A la biblioteca no vamos a encontrar lo que buscamos, vamos a quedarnos siempre con las ganas. Y acaso por eso mismo volvemos una y otra vez. Me gusta imaginar al mediador como cartógrafo de ese territorio: observando el paisaje con escucha atenta a las posibilidades de abrir caminos, tender puentes, proponer nuevas rutas de lectura, y también de recorrer los senderos que proponen los compañeros de viaje”. En este punto, Greta concibe al mediador como facilitador atento, disponible, y no como portador único del saber.
Emilia Ferreiro afirma que «alfabetizar implica mucho más que enseñar a leer y a escribir de manera convencional; implica acercar a la cultura de lo textual, brindar una herramienta necesaria para transitar el mundo«. El trabajo de Greta denota una profundidad previa al hacer con los chicos y chicas, con especial énfasis en una cuidadosa selección, con tiempos para la lectura, para las búsquedas, la planificación y el encuentro con los textos, para luego darle lugar a las propuestas, a las lecturas compartidas y a la escritura.
Acercar, poner en juego las palabras, las acciones, los sueños.
Y en relación a los sueños, Greta afirma que para soñar, mejor hacerlo en grande, imaginando un futuro donde puedan participar y construir una comunidad lectora no compartimentada, de la que todos los miembros de la escuela formen parte.
Para seguir de cerca:
Twitter de Greta: @ggamondes
Twitter de la biblioteca: @bdslibrary